IGLESIA DE LA ENCARNACIÓN DE ALBOLOTE (1ª parte)
Actualizado: 12 nov 2021
Es el principal monumento de Albolote, de estilo mudéjar tardío, declarado Monumento de Interés Nacional en 1.981.
El 19 de octubre de 1981 la Iglesia Parroquial de la Encarnación de Albolote fue declarada Monumento Histórico Artístico de carácter nacional. Una efemérides de la que en 2021 se cumplen 40 años y que merece la pena destacar, puesto que estamos ante un edificio de gran valor patrimonial y uno de los conjuntos artísticos más sugerentes de la comarca dedicado a la advocación de Ntra. Sra. de la Encarnación. Un tesoro, que en muchas ocasiones pasa desapercibido y que merece la pena rememorar y poner en valor.
En esta primera parte de nuestro recorrido nos centramos en su exterior, en lo que vemos por fuera, y próximamente, lo haremos en su valioso interior.
La iglesia se localiza, majestuosa, en la calle Real, en pleno centro del casco antiguo de la localidad, a cuyo alrededor ha gravitado la vida y el crecimiento del pueblo a lo largo de los más de 400 años que lleva en pie. Ocupa un modesto solar, donde anteriormente estuvo ubicada la primitiva iglesia del pueblo y antes aún la mezquita de la alquería de Al-bullut, origen de Albolote y que dicho sea de paso, también fue una de las más importantes de esta parte de la vega granadina durante la dominación musulmana. Según las crónicas de Ibn Al-Jathib, durante el Reino Nazarí el cinturón verde de la Vega de Granada llegó a estar formado por 140 alquerías y Al-bullut fue una de las 50 que poseían mezquita propia, lo que denota su importancia en la época.
En 1580 comenzó la demolición de aquella vetusta iglesia edificada sobre la antigua mezquita musulmana, que ya en 1.569 presentaba un estado precario.
Las obras propiamente dichas comenzaron en 1.583 y su terminación se fechó en 1.597. Casi tres lustros de obras en los que el culto se trasladó a la cercana ermita de San Sebastián, cuya existencia es anterior a la propia iglesia y que estaba ubicada en uno de los laterales de la plaza del mismo nombre. Hoy ya no se conserva ningún resto de aquella ermita.
El arquitecto Ambrosio de Vico se hizo cargo del proyecto en 1.587 y fue su principal artífice y delineador de la estructura, portadas y retablo mayor
Mudéjar tardío
Pedro de Baseta, veedor de la época hizo las primeras trazas de la nueva iglesia, aunque fue el arquitecto Ambrosio de Vico, quien a partir de 1587 se hizo cargo del proyecto y fue el principal artífice y delineador de su estructura, portadas y retablo mayor. Su arquitectura es contrarreformista y mudéjar.
Si nos paramos por un instante a observar la bella y característica estampa que nos ofrece el lateral que da la Plaza del Ayuntamiento, el más icónico y fotografíado, observamos su conjunto de tejados a distintos niveles tan característicos del arte mudéjar. ¡Precioso! También es fácil observar un detalle curioso: de los recios muros de sillares de piedra se pasa después al ladrillo. Está claro que las boyantes pretensiones iniciales chocaron con serias dificultades económicas, que obligaron a continuar la estructura con muros de ladrillo y tapial, mucho más económicos. Así lo reflejan estudiosos de Historia del Arte como el profesor Gómez-Moreno Calera, quien en su libro sobre la Iglesia de la Encarnación de Albolote, destaca también su similitud constructiva con otras iglesias de la época como Santa María de la Alhambra, aunque a menor escala. Podemos afirmar, pues, que la de Albolote es la hermana pequeña de aquella.
Otro dato curioso lo encontramos en el exterior de la sacristía que, según se recoge en los archivos parroquiales, necesitó en 1658 una reparación a fondo, lo que provocó la reconstrucción de la parte alta de la misma haciendo recrecer los muros, motivo por el cual el tajado acabó tapando parte del óculo del transepto.
El templo está dedicado a la advocación Ntra Sra. de la Encarnación y conforma uno de los conjuntos artísticos más sugerentes de la comarca
Arzobispo Pedro de Castro
Si importante fue la figura de Ambrosio de Vico, también lo fue la del arzobispo impulsor del proyecto, don Pedro de Castro y Quiñones, y así lo dejó reflejado para la posteridad estampando su escudo de armas en no pocos espacios. Preside ambas portadas y también esta presente en el retablo de altar mayor, a izquierda y derecha del escudo real de Felipe II.
El templo es de cruz latina. La parte superior apenas sobresale y la nave central es relativamente corta, quizá debido a que no fue posible disponer de muchos más terrenos alrededor de la vieja mezquita para darle mayor amplitud al nuevo templo, o también, como apuntan algunos historiadores, se trata de una nueva forma de construir con la que el arquitecto busca dar mayor protagonismo al transepto y las capillas laterales para el desarrollo del culto.
La construcción fundamental se tasó en 1.409.237 maravedíes, portadas no incluidas. La madera de las armaduras proviene de la sierra del Duque de Alba, de Huéscar, y es de gran calidad. Buena prueba de ello es que ha llegado a nuestros días en muy buen estado.
Como ya hemos reseñado, es de estilo mudéjar tardío aunque en las sucesivas restauraciones que ha sufrido, principalmente por el efecto de los terremotos, perdió todo el complemento de cerámica propio de estas construcciones, en especial el de la torre.
El ornato de ésta contaba con azulejos y 14 espejos que se perdieron tras la restauración del terremoto de 1956. También hubo un jarrón de cerámica donde es encajaba la cruz de la torre, hoy desaparecidos. En una foto del instituto Gómez-Moreno fechada en 1930 se aprecian esos elementos tan característicos del mudéjar.
Torre
La torre es de planta rectangular con cuerpo de sillería muy regular, mientras que el resto es de ladrillo. El campanario tiene vanos simples en el lado menor y pareados en el mayor. Esta fue una de las zonas más afectadas por el terremoto del 1.956 y objeto de una profunda reconstrucción para evitar su derrumbe.
El reloj de la torre campanario que vemos en las caras norte y sur es una incorporación de mediados del siglo XX a iniciativa del alcalde de la época Antonio Ramírez Carvajal.
Portadas
Las dos portadas fueron trazadas por Ambrosio Vico en 1583, están labradas en piedra de Sierra Elvira y recogen las últimas tendencias del manierismo geométrico. En la portada principal, la que da a la calle Real, se puede leer la inscripción en latín ‘NON EST HIC ALIUID NISI DOMUS DEI’ (Este (templo) no es otra cosa sino la casa de Dios). Curiosamente -según recoge el profesor Gomez-Moreno Calera en su libro-, el cantero cometió una pequeña una errata en la inscripción puesto que puso Aliuid en lugar de Aliud, (pecata minuta en comparación con las erratas y faltas ortográficas a las que hoy nos tiene acostumbrados las redes sociales). Preside la portada el escudo del arzobispo Pedro de Castro y Quiñones.
La portada lateral es de un solo cuerpo y presenta la leyenda SOLI DEO HONOR ET GLORIA (Solo Dios el honor y la gloria) y de nuevo aparece el escudo arzobispal.
Las puertas son de madera de nogal con bellos herrajes y alguazas similares a los de edificios como la Real Chancillería o el Hospital de San Juan de Dios. Se construyeron en 1597 y fueron obra de los carpinteros Juan de Escobar y Hernando de Quesada y de los herreros: Juan de la Cruz y Bartolomé Fonseca, según se recoge en los archivos parroquiales.
Encuentros amorosos
La reja del atrio fue bastante más tardía, de 1780, y se levantó “para evitar las grandes ofensas a Dios Nuestro Señor”, según los escritos remitidos por el párroco de la época al arzobispo en los que se quejaba de que el callejón de lo que hoy es la calle Poeta Antonio Carvajal era frecuentado por las parejas de la época para sus encuentros amorosos. Ese fue uno de los motivos principales para levantar el enrejado exterior, puesto que hasta entonces la iglesia estuvo totalmente exenta. Mucho más tarde, hacia mitad del siglo XX, vino la construcción de lo que hoy es la casa del cura pegada al lateral de la torre. Hasta entonces el recinto disponía de tres cancelas. Hoy quedan dos.
En la 2ª parte de este reportaje te contamos los detalles del interior del templo.
