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  • Foto del escritorConcejalía Turismo Albolote

El Camino de Santiago, una experienca que deja huella

Actualizado: 15 jul 2022


Un grupo de Albolote, organizado por la concejalía de Turismo, vive con gran emoción las últimas etapas del Camino Francés


By Javier Milena


Hay vivencias en la vida que dejan huella y, sin duda, hacer el Camino de Santiago es una de ellas. Quizá por ello se recomiende hacerlo al menos una vez en la vida. ¡Cuánta razón!

El botón de muestra a esta afirmación lo encontramos en un grupo de peregrinos de Albolote, que, organizado por la concejalía de Turismo de Albolote, ha vivido en carne propia esta experiencia, recorriendo del 3 al 9 de julio las últimas cinco etapas del Camino Francés, de Sarria a Santiago, suficientes para conseguir la Compostela.

Quien suscribe este reportaje ha tenido la oportunidad de vivir en primera persona junto a este grupo de peregrinos el Camino, que a pesar de las dificultades, del cansancio acumulado por los muchos kilómetros y largas etapas nunca perdió la sonrisa ni la ilusión por llegar a Santiago.

Ha habido sudor, sufrimiento, ampollas,... pero también risas, confidencias, lágrimas de emoción y una perfecta armonía y convivencia, que han hecho de este viaje algo único e irrepetible. ¡Doy fe!



Nuestro objetivo con este viaje ha sido generar un sentimiento de pertenencia al Camino entre las gentes de Albolote”, explica el concejal de Turismo

Así pues, la experiencia ha sido magnífica e inenarrable, muy difícil de concretar en unas cuantas líneas. La magia del camino y las ganas y el sentimiento con el que este grupo de peregrinos ha afrontado el reto han logrado generar un cúmulo de emociones y de sensaciones de esas que dejan huella y generan adhesión al Camino.

“No te esperas nada y te los llevas todo”. Con esta rotunda frase explicaba sus sensaciones al final del camino el joven Mario Ramírez, de tan solo 13 años. Una frase que resume muy acertadamente el sentir del grupo y el cúmulo de emociones que en estos días de convivencia han experimentado estos peregrinos. La satisfacción ha sido total y las ganas de volver también.


“Nuestro objetivo con este viaje ha sido generar un sentimiento de pertenencia al Camino de Santiago entre las gentes de Albolote puesto que por nuestra localidad pasan el Camino Mozárabe y el Camino Real de San Juan de la Cruz”. “Queremos trabajar en la idea de Albolote como Ciudad Jacobea y considerábamos necesario propiciar que un grupo de nuestros vecinos experimentara en primera persona lo que significa la peregrinación a Santiago”, justifica el concejal de Turismo, Juanma Ocaña.


No te esperas nada y te los llevas todo”, es el testimonio de uno de los peregrinos más jóvenes que resume el sentir del grupo tras esta experiencia

A tenor del resultado y de los testimonios y satisfacción de los propios peregrinos, el objetivo se ha cumplido con creces y los espartos de esta peregrinación han quedado bien puestos. El compromiso es volver a peregrinar el próximo año y si es posible hacerlo recorriendo otros caminos, como por ejemplo, el Portugués o el del Norte. Ganas no faltan.




La expedición

Esta primera expedición quedó conformada por 52 personas, en su gran mayoría vecinos de Albolote o con alguna vinculación al municipio, entre ellos varios grupos familiares, configurando así un grupo muy heterogéneo, con edades entre los 12 y 63 años, que ha funcionado a las mil maravillas. Entre el grupo, cuatro peregrinas de Almería que se han sentido como en casa y con quienes hemos estrechado una gran amistad y convivencia. Son las cosas del Camino, vas sin nada y te lo traes todo, como dice Mario.

El amplio registro fotográfico recabado a lo largo de esos seis días de Camino da testimonio de ello y así lo hemos ido narrando día a día, etapa a etapa, en las redes sociales de la concejalía de Turismo y en directo, a través de Radio Albolote. En este pequeño reportaje recogemos solo algunas de esas numerosas instantáneas y momentos vividos.


La organización

Para la organización de la actividad la concejalía de Turismo ha contado con los servicios de la agencia Turismo Aventura Alpujarra, una empresa participada por dos vecinos de Albolote, Manuel Marín y Santi Díez, auténticos enamorados del Camino de Santiago, que hicieron de guías y de cicerones en esta aventura. Desde el primer momento supieron impregnar en el grupo su amor por el Camino que va mucho más allá del recorrido de cada etapa. Visitas culturales, veladas con queimada y hasta música en vivo con guitarra en mano, han aderezado los descansos de los peregrinos completando una programación que no ha hecho sino intensificar los lazos y la convivencia del grupo.

La concejalía de Turismo ha contado con los servicios de la empresa Turismo Aventura Alpujarra participada por dos vecinos de Albolote

Los servicios

Traslado en bus a Galicia desde Albolote y a los puntos de inicio de cada etapa, dos noches en Lugo, dos en Palas de Rei y dos en Santiago de Compostela, todas ellas en establecimientos hoteleros de categoría superior con baño privado y un servicio de media pensión en los finales de cada etapa con degustación de la rica gastronomía local han conformado el paquete de servicios de esta primera aventura jacobea emprendida por la concejalía de Turismo a un precio muy competitivo.

El listón ha quedado muy alto y el compromiso es seguir trabajando para que el año que viene se vuelva a repetir la experiencia. Mejorarla será un reto complicado, aunque ganas y empeño no nos van a faltar. ¡Useia!

Nuestro itinerario

La aventura arrancó el domingo 3 de julio, muy temprano, con el traslado en bus desde Albolote hasta la provincia de Lugo, Un largo camino de más de diez horas que sirvió para poner en situación al grupo y experimentar las primeras emociones. Por el camino, visita a la pequeña aldea de Ocebreiro, mítico puerto que marca la entrada del Camino Francés en tierras gallegas y donde pudimos contemplar su preciosa ermita prerrománica y sus magníficos ejemplares de pallozas, antiguas edificaciones de origen celta. El cielo está muy encapotado e incluso caen unas finas gotas de lluvia. Aprovechamos la ocasión para poner, con gran ilusión, el primer sello en nuestra credencial del peregrino, el de la parroquia de Santa María A Real.

Después, llegada a la histórica ciudad de Lugo, la más antigua de Galicia, donde por la noche, tras alojarnos en un céntrico hotel, disfrutamos de su afamado tapeo en la popular zona de los vinos (rúa La Cruz y rúa Nova).

Primera etapa: Sarria-Portomarín (23kms)

El lunes 4 de julio a muy temprana hora comenzó nuestra peregrinación propiamente dicha desde la localidad de Sarria. Una gran foto de familia de todo el grupo en el letrero del pueblo marcó el punto de partida de los 117,3 kilómetros de esta parte del Camino Francés, las más concurrida cada año por miles de peregrinos de todo el mundo. Un cielo plomizo nos cobija en los primeros metros de esta primera etapa para después dar paso a un cielo azul claro sobre un precioso fondo verde de montes y valles. Una primera etapa preciosa, muy verde y sombreada, salpicada de numerosos peregrinos con nuestro mismo objetivo: llegar a Santiago.

23 primeros kilómetros de recorrido ideales para poner a prueba nuestras fuerzas y resistencia y ver las primeras sensaciones.

A mediodía, final de etapa en la localidad de Portomarín donde probamos el famoso caldo gallego para reponer fuerzas y de nuevo foto de familia a los pies de su preciosa iglesia, que como curiosidad, fue movida piedra a piedra a su actual emplazamiento para salvarla de las aguas de un embalse.

Por la tarde, tras un breve descanso, visita guiada por la ciudad de Lugo, en la que conocimos de primera mano algunos entresijos de su pasado romano y de sus tres grandes patrimonios de la humanidad: su muralla romana, la mejor conservada del mundo, su catedral, dedicada a Santa María, y el Camino Primitivo, que parte de Oviedo y es el origen de la actual peregrinación a Santiago de Compostela.


Segunda etapa: Portomarín- Palas de Rei (25 kms)

Martes 5 de julio, segunda etapa. De nuevo muy temprano, Tras el desayuno, a las 7:00 de mañana, traslado en bus al punto de inicio de la ruta donde comenzamos a caminar pocos minutos después de las ocho de la mañana.

Por delante, 25 kilómetros, con una primera mitad en continuo ascenso. A unos 9 kilómetros, en lo alto de una de las rampas más duras del perfil nos desviamos levemente para visitar los restos del Castro de Castromayor, un antiguo castro celta, que se encuentra en fase de excavación arqueológica y que nos ofrece una idea de cómo fue la vida en estos parajes. El tiempo es bueno, aunque un ligero viento hace que la sensación térmica sea más baja, lo cual se agradece sobremanera en el camino, que presenta menos sombras que el del día anterior.

La segunda parte de la etapa resulta mucho más llevadera por tratarse de una leve bajada casi continuada. Por el camino aprovechamos las oportunidades que se nos presentan para seguir sumando sellos a nuestra credencial del peregrino y para seguir intercambiando impresiones con los peregrinos, otra de las esencias del Camino. Ese día observamos una afluencia algo mayor de peregrinos, quizá debido a la hora. Entre los sellos más valorados está el de la ermita de San Tirso, que recuerda a la época de los templarios.


El almuerzo tiene lugar en Palas de Reis, final de etapa. De primero, sopa de marisco y pescado, y de segundo, raxo con pimientos y patatas, dos platos típicos gallegos que resultan espectaculares, y que nos recuerdan a la cocina de nuestras abuelas.

Tras una animada sobremesa, la jornada, ya bien entrada la tarde, concluye con una visita al Castillo de Pambre, uno de los pocos castillos medievales que se conservan en Galicia en medio de un paraje verde rodeado de montañas. ¡Precioso!

Esa noche pernoctamos en un bonito complejo de cabañas en Palas de Rei en cuyo porche los peregrinos improvisamos una cena frugal con una puesta en común de algunas viandas, con queimada y lectura del conjuro incluidas, y un poco de música en vivo tocando la guitarra. A pesar del madrugón y del cansancio y del frío reinante (frío de plumón), ganas de fiesta no nos faltan.



Tercera etapa. Palas de Rei-Melide-Arzúa (30 kms)

El miércoles 6 de julio alcanzamos el ecuador de nuestra aventura peregrina con la etapa más dura. 30 largos kilómetros, aunque dividida en dos partes.

La primera, Palas de Rei-Melide, de unos 15 kilómetros, debemos completarla antes del mediodía. Un recorrido igualmente precioso, que nos permite empezar un poco más tarde de lo acostumbrado y poder recrearnos en algunos puntos del recorrido para seguir socializando con el grupo y con otros muchos peregrinos.

En Melide nos esperan sus famosas pulperías y en una de ellas disfrutamos de este rico manjar gallego acompañado de cachelos y pimientos del padrón y, por supuesto, regado con un buen vino blanco del terreno. Ya lo dice el brindis del peregrino; "Con pan y vino se anda el camino". Se viven grandes momentos de alegría y convivencia que van cohesionando cada vez más al grupo y metiéndolo de lleno en esta gran aventura, en la que no solo se disfruta del camino, también de los momentos de animada tertulia alrededor de la rica gastronomía gallega.

Sin prisa, pero sin pausa porque tras la comida nos esperan por delante otros 15 kilómetros, quizá los más duros de todo el trazado al tratarse de 'toboganes' con continuas subidas y bajadas que pasan factura a nuestros cansados pies, aunque el ánimo y la ilusión siguen inalterados o incluso más hinchos que nunca. Por el camino, varios cauces y arroyos nos invitan a disfrutar del camino y del frescor de sus aguas haciendo más llevaderos nuestros pasos.


De vuelta a nuestro complejo de cabañas, un breve descanso para lamer las heridas de esta larga etapa y después, la fiesta vuelve a surgir de forma espontánea. A pesar del frío nocturno vuelve a repetirse la convivencia de la noche anterior. ¡La alegría del sur la llevamos en la sangre!


Cuarta etapa. Arzúa-Pedrouzo (19,1 kms)

Es jueves 7 de julio y en el horizonte cada vez se atisba más próximo nuestro objetivo. Antes, la penúltima etapa entre Arzúa y Pedrouzo. A pesar de la fiesta de la noche anterior, el grupo madruga con absoluta ligereza. ¡Esta gente es incombustible! Poco después de las ocho de la mañana ya estamos en el sendero.

La etapa de hoy, un poco más corta, apenas 19 kms, con un perfil bastante llano nos da confianza. A pesar de las pequeñas lesiones, el grupo está con fuerza y el sentir general es que lo más difícil ya ha pasado. Vamos de menos a más y no hay dudas, el objetivo de llegar a Santiago lo tenemos a nuestro alcance.

Nuestro caminar se hace más pausado. El ritmo alegre de los primeros días se diluye. El grupo va casi todo el tiempo muy compacto. Es como si hubiésemos entrado en otra dimensión. No queremos que esto acabe. Queremos disfrutar de cada paso, de cada momento.

Se suceden las fotos de grupo y los encuentros colectivos en capillas y ermitas con encanto que encontramos en algunas de las aldeas del recorrido. Estamos disfrutando verdaderamente de nuestro camino. ¡Ya somos auténticos peregrinos!

Las paradas en algún bar o terraza que antes se hacían para descansar y coger un poco de aire, ahora se hacen por puro placer con el simple pretexto de compartir un momento de animada tertulia con los compañeros de viaje.

Así, hasta llegar a Pedrouzo, un pequeño pueblo que ha crecido al albur de los miles de peregrinos que cada día pasan por sus calles. En uno de sus muchos establecimientos tiene lugar la comida de grupo, en la que nuevamente volvemos a disfrutar de la rica gastronomía local y de los comentarios de la etapa.

Tras la sobremesa, vuelta al bus para alcanzar Santiago de Compostela, donde dormiremos las dos siguientes noches, nada menos que en el Monasterio de San Martín Pinario. ¡Lujazo! Por la tarde, visita guiada por la ciudad y por la noche a disfrutar de su oferta gastronómica y de la tuna.



Quinta etapa. Pedrouzo-Santiago (20 kms)

Viernes 8 de julio, última etapa de nuestra aventura. Es el día que más madrugamos. A las 5:30 de la mañana salimos en bus en dirección al inicio de etapa. A las 6:00 de la mañana, aún noche cerrada, ya estamos dando los primeros metros de esta última etapa. La intención es llegar a la Plaza del Obradoiro antes de las doce del mediodía y participar en la misa del peregrino. No somos los únicos. ya vemos a peregrinos en el camino con nuestra misma ilusión y ganas. ¡Buen camino!

Ese día todos llevamos puesta la misma camiseta. Una camiseta conmemorativa en color blanco con una bonita estampación que dice "de Albolote a Santiago" con una gran flecha amarilla y la silueta de los emblemas más significativos de nuestro pueblo. Abajo unas letras grandes 'Albolote, ¡vívelo!'. Son muy chulas y nos ayudan a distinguirnos fácilmente a lo largo del camino.

La etapa discurre por un bonito sendero, tapizado por la hojarasca de los eucaliptos a través de los cuales empiezan a filtrarse los primeros rayos de sol, hasta que poco a poco el día se va abriendo paso. El perfil es una leve cuesta con algunos repechos importantes, que nos llevan hasta el punto más alto de la etapa, el Monte do Gozo, llamado así por el júbilo y el gozo que embargaba a los peregrinos al llegar a este punto desde el que se divisan las torres de la catedral de Santiago. Apenas quedan 5 kilómetros para la meta. Aquí estampamos nuestro último sello y aprovechamos para reagruparnos con el objetivo de hacer la entrada en Santiago de forma conjunta.


La bajada es alegre, Santiago está a tiro de piedra. En los últimos metros, los jóvenes del grupo se sitúan en cabeza y con su energía y sus cánticos nos contagian a todos. Durante todo el viaje han sido un ejemplo ¡Bravo por ellos!

La entrada es emocionante, triunfante... Ya en la plaza, efusión de abrazos y lágrimas, lágrimas de emoción y de alegría por el objetivo cumplido. ¡Useia!

Para el recuerdo queda ya la foto de familia de todo el grupo frente a la fachada de la catedral. Una foto histórica. Somos el primer grupo organizado por la concejalía de Turismo en hacer la última parte del Camino de Santiago y conseguir la Compostela.

Después de estos momentos de emoción toca disfrutar de la Ciudad de Santiago, entrar a su catedral por la puerta del perdón, visitar la tumba del apóstol, participar en la misa del peregrino, ver el botafumeiro en acción... comprar algún recuerdo y, por supuesto, no puede faltar una visita a su animado mercado y degustar su rica gastronomía. ¡Se nos acumula el trabajo!




El regreso

El sábado 9 de julio es la fecha marcada en el calendario para nuestro regreso. A fe que sin gana alguna.

El largo viaje de vuelta hasta Albolote sirve para la puesta en común de las vivencias del Camino y también para seguir haciendo alguna visita cultural. En este caso, a la bonita localidad zamorana de la Puebla de Sanabria, incluida en la lista de Pueblos Bonitos de España.



A bordo del autobús llevamos a cabo el acto de entrega de la Compostela. También muy emotivo. Cada uno de nuestros peregrinos tiene oportunidad de expresar de forma breve, micrófono en mano, sus impresiones y todas han sido superpositivas. Es aquí cuando el joven Mario pronuncia la frase que me ha servicio de inspiración para escribir estas líneas: "No te esperas nada y te lo llevas todo". ¡Genial!

Concluyo este recorrido a lo que ha sido, sin duda, una magnífica experiencia, expresando mi gratitud a todos los miembros del grupo por su buen hacer y por dejarse llevar. Ha sido un auténtico placer caminar y trabajar con ellos. Con gente así es muy fácil acertar y que las cosas salgan bien,

Gracias infinitas y un abrazo a tod@s. ¡Nos vemos en el Camino!







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