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  • Foto del escritorConcejalía Turismo Albolote

¡Reto conseguido!


Pepe Ruiz recorre los 1.141 kilómetros que separan Albolote de Santiago, un reto personal con el que rinde homenaje a su amigo Guillermo Villegas


By Javier Milena


Hay historias que llegan al alma y la que acaba de vivir nuestro vecino Pepe Ruiz Arquelladas es una de ellas. Ha completado con su bicicleta los 1.141 kilómetros que separan su domicilio familiar de la Avenida Jacobo Camarero de Albolote de la Plaza del Obradoiro, donde su ubica la Catedral de Santiago de Compostela. Un reto personal que tenía en mente desde hace muchos años y con el que rinde homenaje póstumo a su gran amigo Guillermo Villegas Herrera.

“La idea inicial surgió en el año 2011, pero todavía mis niños eran pequeños y decidí posponerla” explica. De aquella primitiva idea también formaba parte su amigo Guillermo Villegas, al que una muerte prematura le truncó su destino. “Era algo que habíamos planeado juntos, pero después, por su enfermedad, tampoco pudimos llevarla a cabo y la espinita la tenía clavada”, relata. 11 años después Pepe ha sacado las fuerzas suficientes para lograr completar este reto en solitario y convertirlo en toda una expresión de cariño y homenaje al amigo difunto. Durante el recorrido ha llevado en su bicicleta el dorsal con el nombre de su amigo, como si hubiesen estado juntos en cada pedalada, como cuando salían juntos con la bicicleta cada domingo. “Él fue el que me introdujo en la afición ciclista”, recuerda con nostalgia. También ha llevado en sus alforjas otros objetos simbólicos, entre ellos una estampa del Cristo de la Salud, de cuya hermandad es costalero.

Pepe relata que este tenía que ser el año para hacer el reto “porque se han cruzado varios motivos”. “Mis hijos ya están más grandes, ya tengo 43 años, hemos salido de la pandemia y se lo debía a Guillermo”, explica. También le ha motivado el hecho de tener en la misma puerta de su casa una placa que indica la dirección del Camino. “Esa placa era como una llamada constante a realizar mi reto”, reconoce.


En solitario

Su principal compañera de viaje ha sido una bicicleta de ciclocross “muy normalita” y, por su puesto, sin nada de baterías, a pulmón 100%. “El balance es súper positivo” y “estoy súper contento”, aunque la experiencia no ha estado exenta de dificultades. Han sido once largas etapas, del 9 al 19 de julio, a una media de 100 kilómetros diarios en unas condiciones climáticas severas, donde ha tenido que hacer frente al calor extremo y a la lluvia intensa. “Me ha pillado de lleno la primera ola de calor del verano, el incendio de la Sierra de la Culebra en Zamora y hasta una Dana cuando entré en Galicia con dos días consecutivos de lluvia sin parar”. “Menos frío, he tenido de todo”, relata. Unos elementos que añaden aún más valor si cabe al reto de Pepe.

Han sido 11 etapas de recorrido, del 9 al 19 de junio, por El Camino Mozárabe, la Vía de la Plata y el Camino Sanabrés

En sus palabras agradece los numerosos gestos de apoyo y de ánimo que a lo largo de las once etapas ha recibido de sus amigos y familiares, que sin duda, le han infundido el ánimo suficiente para no cejar en su empeño. Su mujer, Encarni, desde casa ha sido la encargada de gestionarle los alojamientos día a día. “Unos días en albergue y otros en hotel, en función de los sitios”. También ha sido la encargada de abrirle la página en Facebook, Pepegrino, donde ha ido contando su historia etapa a etapa

Los 1.141 kilómetros los ha recorrido en solitario por el Camino Mozárabe, la Vía de la Plata y el Camino Sanabrés hasta alcanzar la tumba del apóstol. “La ventaja de ir solo es que vas a tu aire y andas según te encuentres de fuerzas”. “La soledad es únicamente mientras pedaleas porque cuando paras te relacionas con gente y compartes tu historia”. “Es una experiencia que engancha y que volvería a repetir sin dudar”. “Ha sido un reto personal, un reto al cuerpo, porque yo soy ciclista dominguero y no sabía cómo iba a reaccionar ante un reto de once etapas consecutivas y la verdad es que cada día que pasaba me encontraba mejor”, relata.



Hacer el Camino, a pie, en bicicleta o a caballo, es una experiencia que marca, que no deja indiferente a ningún peregrino y Pepe es un ejemplo de ello. “Lo que más valoro a parte del reto personal y de rendir homenaje a mi amigo es que me ha ayudado a desconectar del móvil”. “Yo por mi trabajo -es jefe de un taller mecánico agrícola- tengo una gran dependencia del móvil y hacer el Camino me ha ayudado a desconectar del móvil y del estrés con el que vivimos día a día”, reflexiona.

Lo que más valoro a parte del reto personal y de rendir homenaje a mi amigo es que me ha ayudado a desconectar del móvil”

Este ha sido su primer Camino, pero no será el último. Ya está planeando hacerlo en familia y también ha previsto el año que viene hacer con su hermano varias etapas del Camino Francés desde Roncesvalles. “Cada año guardaré una semana de mis vacaciones para hacer un poco de Camino, a pie o en bicicleta”, reconoce.

En sus alforjas se ha traído una gran experiencia y muchas ganas de volver a repetir, y por supuesto, la Compostela, el diploma que nos muestra con orgullo y satisfacción y que da prueba fehaciente de su primer Camino. ¡Enhorabuena! ¡Utreia!


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