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  • Foto del escritorConcejalía Turismo Albolote

PASEO POR EL CHAPARRAL

Actualizado: 23 jun 2021


 

J. Milena/ B. Soler/ L. Verderese/


Desde la concejalía de Turismo queremos poner en valor una serie de recorridos urbanos por el pueblo y aportar algunos datos de interés que ayuden a hacerlos más atractivos y entretenidos al visitante. Dentro de esta programación no puede faltar el Pueblo Nuevo de El Chaparral, levantado a finales de los años 50 como consecuencia de la devastación que provocó el terremoto de 1956 y que ofrece algunos rincones y lugares con encanto, que nos aportan información valiosa acerca de su origen eminentemente agrícola. Es una ruta sencilla con un trazado lineal de 1,5 kilómetros en el que se recorren ocho puntos de interés a través de los cuales invitamos al caminante a adentrarse en su entramado urbano y empaparse de su historia y costumbres


‘Plaza de las Flores’

Arrancamos el paseo esta emblemática plaza, junto a la oficina del Ayuntamiento de El Chaparral. En su origen fue el centro administrativo y comercial del pueblo, puesto que hasta la construcción de la autovía fue la puerta de entrada principal al casco urbano. En los soportales, junto a las oficinas municipales, se abrieron los primeros comercios y bares, algunos de los cuales se mantienen, aunque remodelados. El centro de la plaza estuvo ocupado por una gran alberca donde se celebraban fiestas y encuentros y la zona sigue siendo en la actualidad un espacio ideal para actividades lúdicas y festivas del pueblo. Aquí se monta la verbena de las fiestas patronales de San Isidro Labrador.

En uno de los extremos de la plaza encontramos un panel de cerámica, en el que se representa con todo detalle el casco urbano y su enclave estratégico a pie de carretera junto al embalse del Cubillas.


‘Iglesia Parroquial San Isidro Labrador’

A unos pasos está la iglesia de la localidad dedicada a San Isidro Labrador, patrón de El Chaparral, que acentúa el origen agrícola del pueblo. Fue el último de los edificios en construirse y data de 1964, fecha que aún sigue grabada en una de las campanas que formaron su campanario, hoy colocada en el patio de la casa del cura.

Se trata de una construcción moderna, formada por una sola nave, acompañada de una elegante torre separada de la iglesia por un conjunto de soportales. La torre es el edificio más alto del pueblo y se erige como faro-guía y emblema de El Chaparral visible desde los campos de labor..

En el interior de la iglesia encontramos cuatro altares laterales, además del Altar Mayor y anexo un salón parroquial. El conjunto se completa con la casa del cura y dos patios, uno delantero y otro trasero. En la ornamentación destacan sus vidrieras y azulejos, obra del artista alicantino Arcadio Blasco, presente en la mayor parte de la iglesias levantadas por el Instituto Nacional de Colonización.

En la portada de la Iglesia encontramos cuatro ángeles que custodian a Cristo Rey, en forma de circunferencia. En la parte baja aparecen representados San José Obrero y la Virgen María, ambos realizados en azulejo.



‘Cruceiro/Crucero’

En el atrio o patio exterior de la Iglesia encontramos otro de los iconos de El Chaparral, un cruceiro de granito, más propio del paisaje gallego, y, sin duda, toda una rareza en el sur España. Solo hay dos catalogados de este tipo, el de El Chaparral y el de Carchuna-Calahonda, otro pueblo de colonización.

En el presente siglo este cruceiro toma especial importancia por ser un punto destacado de peregrinación del Camino Real de San Juan de Cruz, puesto que aquí finaliza la primera etapa de este otro Camino de Santiago, que sigue los pasos realizados por el santo en sus viajes desde Ganada hasta Úbeda y Toledo como veedor de la orden de los Carmelitas Descalzos. Hacerse una foto a los pies de esta cruz de granito y sentirse por un momento peregrino es una de las paradas obligadas en este punto del recorrido. La segunda etapa del camino conecta El Chaparral con Deifontes y próximamente entrará en servicio.


‘Escultura del Labrador’

Continuando el paseo llegamos a la Plaza de la Rosa donde nos topamos con el cuarto monumento de la visita, la escultura del Labrador. Se trata de una figura de hierro envejecido con la que las gentes de El Chaparral y Albolote rinden homenaje a los primeros habitantes del pueblo, los colonos que ocuparon las viviendas y trabajaron las parcelas que llevaban aparejadas cada uno de los lotes. La escultura representa a un agricultor arando y al pie de la misma están grabados en mármol gris de Sierra Elvira los nombres de los 117 primitivos colonos que formaron en su origen el Pueblo Nuevo de El Chaparral. El monumento se inauguró en 2007. De aquellos primitivos colonos ya no queda ninguno con vida.

La obra es del escultor granadino César Molina Megías (1976-2014) y en ella la figura humana aparece asida a un arado real acentuando el origen agrícola del pueblo y las duras jornadas de trabajo en el campo de aquellos primitivos colonos


‘Secaderos'

En uno de los extremos del casco urbano original, hoy rodeado de nuevas construcciones, encontramos otro de los emblemas característicos de El Chaparral: los secaderos. Actualmente están en desuso y presentan un estado de semiabandono. Son propiedad de los herederos de los colonos, a los que junto con la parcela y la vivienda se les adjudicaba un espacio en un secadero, que era compartido con otros colonos. Este sistema de reparto hace que los secaderos sean en la actualidad una multipropiedad con varios cientos de titulares, lo que hace muy difícil su venta y puesta en valor. En su día fueron utilizados como secaderos de tabaco, un cultivo que tras el declive de la remolacha fue mayoritario en la Vega de Granada durante buena parte del siglo XX. A diferencia de los que aún quedan en pie en numerosos rincones de la Vega, los secaderos de El Chaparral presentan una estructura moderna de hormigón y elementos geométricos, que le confieren una imagen única y característica. La recuperación y puesta en valor de este espacio es una asignatura pendiente, difícil de acometer por la multitud de propietarios que la conforman. La intención del Ayuntamiento es conservar al menos uno de estos edificios y convertirlo en museo etnográfico del pueblo.


‘Guardería de colores: La Encina’

Más adelante, en la calle Zajarena, nos topamos con una de las construcciones más vanguardistas de El Chaparral, la Escuela Infantil La Encina, inaugurada en 2010. Es obra del arquitecto Alejandro Muñoz Miranda, partidario de usar la luz natural y cuyo proyecto ha sido reconocido a nivel internacional. El edificio está compuesto por una serie de módulos blancos en consonancia con los colores de las fachadas encaladas del pueblo y con grandes ventanales de colores que crean un llamativo juego de luces, aportando al edificio mayor vitalidad, diversión y creatividad, convirtiendo cualquier espacio que aparentemente puede ser normal o vulgar, como es el caso de los pasillos, en auténticos laberintos coloridos. Curiosamente, Muñoz Miranda, granadino nacido en 1974, es el mismo arquitecto que diseñó la remodelación de la Gran Vía de Granada. En su inauguración explicó que el concepto que utilizó para el diseño del centro es muy básico, “la luz es gratis” y el objetivo, “que sea un arco iris viviente para los chavales” gracias a la relación del diseño del edificio con la luz.


'Casa de Sigvat Kildal'

En el número 15 de la calle Girasol encontramos la que fue casa de Sigvart Kildal, uno de los personajes más singulares y curiosos de la historia de El Chaparral. Kildal fue un pintor noruego nacido en Oslo el 24 de abril de 1938, que desde muy joven y tras sus estudios de Dibujo y Pintura en Viena, quiso dedicarse en cuerpo y alma a esta profesión, instalándose en Estocolmo. Tras el nacimiento de su hijo decidió trasladarse junto a su mujer a territorios más cálidos del sur de Europa, llegando por azar en el año 1980 a El Chaparral. Estas tierras le enamoraron y le inspiraron para desarrollar su talento y mostrar su arte.

Fue un personaje muy querido y admirado en la localidad donde falleció en la primavera del año 2010, dejando un enorme vació y huella en el municipio de Albolote. Aquí levantó su casa. Una placa en la fachada así lo recuerda. Actualmente, hay un banco frente al Ayuntamiento dedicado a su memoria en el que a través de un código QR se puede tener acceso a datos interesantes de su obra y su vida. La luz y la frescura que inspiraban en él los parajes de la vega de Albolote y El Chaparral han quedado inmortalizados para la historia en su amplio legado pictórico.



‘Paraje Natural de Los Pinos’

Finalizamos este bello recorrido por El Chaparral en la zona más alta del casco urbano, en el paraje natural de Los Pinos, espacio dedicado principalmente al recreo y disfrute de la naturaleza con familiares y amigos. Se trata de un espacio que ya existía antes incluso de la construcción del Pueblo Nuevo de El Chaparral y que por su singularidad y frondosa vegetación, principalmente de pinos de gran porte, se respetó como zona comunal y de ocio. En los últimos años ha experimentado una importante remodelación con la construcción de elementos como una gran alberca central, un graderío y un escenario para ampliar su uso como espacio de conciertos. También se ha llevado a cabo una importante repoblación de arbolado para sustituir algunos de los viejos pinos que se han ido cayendo a lo largo de los años.

Es un lugar de encuentro y fiesta que vive su momento de mayor esplendor durante la tradicional romería en honor de San Isidro Labrador, a mediados de mayo. .





Esta ruta también se puede consultar y descargar a través del código QR en el blog de la concejalía de Turismo y en la web municipal www.albolote.org








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